En Colombia, según los cálculos del DANE, el próximo 31 de mayo seremos cuarenta y seis millones de habitantes y para nadie es un secreto que estamos pasando por una crisis bastante doliente, donde los ricos se hacen más ricos a costa de los pobres que cada vez son más pobres, sin contar la mayor parte del país pertenece a este grupo, manipulado, explotado y robado por los dirigentes y altos mandos del gobierno. De la gente de escasos recursos que son la mayoría de la población, a duras penas logran ingresar y mantenerse en la educación básica y media, pues los problemas económicos han desplazado a adolescentes y jóvenes a laborar, abandonando sus estudios para ayudar al sustento de sus familias, convirtiendo ésta en una lucha contra la deserción en los colegios y concientización de padres y madres de enviar sus hijos a los salones de clase para evitar más el decaimiento de la calidad de vida.
Ahora bien, de esos que logran graduarse de bachilleres, sólo unos pocos ingresan a la educación superior, sea técnica, tecnológica o pregrado. La educación superior en Colombia es un privilegio de pocos, porque no todo consiste en ingresar a la universidad sino mantenerse en ella, lo que implica un buen gasto de dinero, situación que no todos resisten. La deserción en la educación superior es otro de los grandes problemas a los que se enfrenta Colombia, pues su población situada entre la clase baja y media baja no tiene los recursos suficientes para alcanzar un título universitario. Aquí, en el país del Sagrado Corazón el estudiante debe abandonar sus estudios y dedicarse a laborar si es que no quiere aguantar hambre y sobrevivir al sistema. ¿Me pregunto, cuántos genios frustrados tendremos en el país, cuántos ingenieros, abogados, científicos, médicos… escondidos y sumidos entre la escases de sus barrios, de la casa a una empresa y de ésta a su casa, sin poder prosperar y ganar más allá que un mal salario de supervivencia que le obliga a levantarse cada día y volver a su lugar de trabajo?
Para todas aquellas personas se ha abierto un camino de confianza, buena mar, viento y popa hacia un mejor futuro: la educación superior virtual. La universidad detrás de una pantalla, el conocimiento a través de un computador en horarios flexibles y con docentes bien calificados y expertos en cada una de las materias. La educación superior es el camino a la liberación de la ignorancia, es el arma que tenemos los colombianos para defendernos y acabar con la pobreza, la educación superior virtual es un mecanismo para que muchos accedamos a la universidad y así aumente la calidad de vida en este país, para que el trabajo no sea un impedimento en la instrucción profesional. Nuestro país afortunadamente ofrece variedad en programas que van desde técnicos hasta postgrados, contando con el respaldo del Ministerio de Educación y el apoyo del Icetex para ofrecer facilidad de pagos en los gastos académicos, algo que se ha convertido en una gran oportunidad para todos.
Por: Maricel Garzón De Las Salas.
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